lunes, 7 de julio de 2008

Mi Libro; Lo Q Curan Las PalabraS.

Las palabras buenas son el viento y los labios- te curan el cáncer, el enfisema. Desapegan al alma de las personas queridas, se transforman en pequeños trozos de iluminantes deseos; que son inagotables.
Son el árbol, la fruta dorada, el rojo de Adán, la hoja, la semilla del café, la semilla de la vida: eres tú, es ella, soy yo, es la madre preocupada, la hija del vecino vendiendo tamales a las 2 de la madrugada.
Las palabras son el viento que cae de las constelaciones, son la brisa de la marea que viene de la luna; el agua del mar del muelle de San Blas, el vapor del calentamiento global.
Son las que te miran y te visten; son las que usas y hablan por ti.
Las palabras amables perduran para siempre; se van, se pierden, y vuelven a ti, trayéndote calma, paz y armonía con el universo.
Todo lo que piensas se va transformando en un cuerpo, en una constelación, en una pirámide, en un mundo, y después regresa a ti, te adhiere, te domina, te impulsa, te ama, lo domas, doblas los sentidos, das giros y regresas de pie.
Las palabras que huyen, las que no recibes, las que extrañas; son hormigas que trabajan en un mundo miniatura, buscan vivir tranquilas, conviértete en ellas, sube a los pantanos, vuelve a comer raíz, siembra tranquilidad y desapégate de los resultados que influyeron en la tempestad.


Las palabras son el árbol de la vida, el ojo del universo, la boca del destino.
Las palabras del ego; las que hacen memoria, las que no se deprenden, las que lastiman; son rocas, son la muralla china, las 170 pirámides del Tajín, son la sombra del sol, lo mas frio del extinto Plutón: son las que debes dejar atrás, a la vuelta del vacio, en el ultimo rincón del nuevo Bing Bang.
Las palabras bellas perduran como las palabras de Moisés, la patada de Bruce Lee y como los libros de Sade. Son las que se introducen en ti, para limpiar los resultados tóxicos, el veneno del alba, la mordida del faraón dormido, el ataque de las arañas; te salvan de los resultados catastróficos de lo dejado atrás, en saltillo, en el puerto, en Marte y en Júpiter, en la Tierra de nunca jamás; te renuevas, te bañan en la laguna de la abundancia, te secan con las hojas plateadas.
Las palabras también se tuercen, se endurecen como el manzano podrido de la bruja del cuento, gritan, se doblan, se pegan, y se duelen entre ellas; Tu, las desechas en la taza del baño, afuera en el patio, en las hojas de un cuaderno, en la memoria de quien te escucha, en la confesión con el cura de la iglesia, se secan, se planta en tierra árida, te limpias, purificas, te alimentas, te desdoblas, ríes contento, eres las palabras nuevas, las desconocidas, las adquiridas en la luz, las renovadas, las buscadoras de la verdad, de la humildad terrenal, de la vida, del fruto bendito de María, de la mujer feliz a mano de su esposo que ganó la lotería, del matrimonio de bodas de oro, del hijo, del padre, de la familia. Eres tú, eres otro. Eres la nueva palabra.

by Chukuruquai damian

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