Lo Que Las Palabras Curan;

capitulo especial; LA VIDA CON R; planteamiento sobre la R

El amor que deja resentimientos; la primer R.
La incapacidad de no poder dejar atrás el pasado, de vivir en el constante furor, la incógnita de ahora que hacer, es que si no soy feliz ella tampoco. No nos perdonamos a nosotros mismos, no dejamos ir lo que fue bueno, o bien malo. Allí estamos escribiendo todo esto como el pan nuestro de cada día. Sintiendo ira cuando tan solo nos la mencione alguien, o como cuando tienes tiempo sin ver a un amigo, y te pregunta casualmente por ella. Duele; claro que duele, es el malestar con el duermes, con el que no puedes descansar como lo hacías cuando tenias 5 años, esa tranquilidad con la que estabas en la cama. Y te olvidabas de todo; ahora por el contrario la nostalgia se vuelve gris, las nubes acidas, las montañas oscuras, las palabras crecen y se desvían hacia el resentimiento, la culpabilidad cuasi eterna, indecible, dudosa, efímera. Piense a conciencia de que no se puede resolver cuando no se acepta la pérdida, de que no podemos dejar de sentir malestar cuando no dejamos de gastar miles de energías pensando en ella, hablando de ella, escribiendo de ella, o bien, para los adoradores del Messenger, chatear con ella. Parece imposible, finalmente todas tus luchas por conseguir que el pasado se vuelva tu presente, recae, pierdes. Se ha desgastado tu fuerza, tu energía, tus venas se aprietan, al igual que tus dientes, y tus puños; las lagrimas que sueltas crean mares en las hojas de un libro llamado NUNCA LLORE MAS POR NADIE, y es cuando sentimos que finalmente la vida se acaba allí, después de allí ya no hay mas, no existe mas allá.

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La renuncia nos proyecta a un nuevo plan de vida, nos hace rehacer y recrear nuevas oportunidades, reeditamos las cosas en nuestros pensamientos. Cuando nos retiramos, creamos un espacio, podemos meditar, mantenernos en comunión, charlar en silencio con el todopoderoso, dialogar por horas con el, dar una amable petición, y replantear de nuevo tu vida. Seguir sin fronteras, vivir sin cerraduras, nos hace sentirnos en confianza. Retirarse a tiempo es preservar sanamente nuestro espíritu. No pongamos resistencia al cambio, no nos debilitemos.
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El recuerdo es la flama encendida que da luz a la memoria; en su lado positivo trae confort, entusiasmo, alegría, mas en cambio; en el lado negativo puede traer horror, angustia, tedio, dolor, desesperación, tristeza, agonía, y en la mayor consecuencia, la muerte. El recuerdo es un regalo divino, un obsequio de Brahma por las cosas que cosechaste, el olvido es el desgaste a la memoria, la sal en el espíritu, la oscuridad del presente. Recordar lo bueno, sanarte partiendo de las buenas cosas que se recuerdan del pasado, es darle un gran regalo a tu corazón, una nueva aventura a tu espíritu. Es seguir la flama que no se apaga nunca. Muchos caen en los malos recuerdos, se visten de ellos con desprecio y dolor, llevan cargando culpas y resentimientos, cargas que debitan los ojos, los labios, la voz, el cuerpo, y enferman las palabras, las frases, los pensamientos. No se puede olvidar, reprochar ni hacer que un recuerdo vuelva a ser realidad, ahora son fantasmas porque aparecen de un lugar a otro, por imágenes, por acciones. Atreves del recuerdo podemos reconocer si hicimos algún daño, o no volver a pasar por una situación que te orille a sufrir de nuevo. Llegar a recordar ha resuelto los problemas más difíciles de matemáticas y el haber sacado un excelente 10 en el examen de titulación. Recolectamos el recuerdo, desde el boleto del cine; hasta el tiquete de compra de tus primeros converse. Resurgen del recuerdo cosas que ya habías dejado atrás.

By Chukuruquai damian. Copyrights 2008.